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viernes, marzo 28, 2014, 11:39 pm

Radio Martí en Vivo

Opiniones:  Vergüenza Ajena

 

Hoy siento vergüenza ajena por los cubanos mercenarios, por los cubanos esbirros del castrismo que en Venezuela están golpeando y torturando a los estudiantes que no quieren para su país una Cuba-zuela totalitaria. 

Por Normando Hernández, marzo 20, 2014

 

Quiero dejar bien claro que me siento orgulloso de ser cubano. Como también me siento orgulloso de llevar la mitad de mi vida oponiéndome al régimen totalitario de los hermanos Castro. Me siento orgulloso de ser un ex prisionero de conciencia. Y me siento orgulloso de todos los cubanos que de una forma u otra se han opuesto dignamente al totalitarismo castrista. Pero no puedo decir lo mismo de los cubanos acólitos al régimen de Cuba. Por culpa de ellos siento vergüenza ajena.

 

En los últimos 54 años, en cuantos conflictos internos ha existido en nuestra américa, ha estado la oscura mano del castro-comunismo dejando un rosario de sufrimiento. No son pocos los ciudadanos de Nicaragua, Chile, El Salvador, Honduras, Guatemala por tan solo mencionar algunos y ahora Venezuela que miran a los cubanos con desprecio y los responsabilizan de sus calamidades. Otros son víctimas de la propaganda política y quieren para ellos el sistema imperante en Cuba. Siento decirles que los unos y los otros se equivocan.A unos y a otros les digo que decir cubano implica mucho más que un sistema político. Decir cubano es mucho más que una ideología. Decir cubano es mucho más que intereses espurios de gobernantes traidores… Decir cubano es hablar de amor. Decir cubano es hablar de los que fueron al pelotón de fusilamiento gritando “Viva Cristo Rey”. Decir cubano es hablar de los miles que han cumplido y de los que hoy cumplen prisión política en Cuba. Decir cubano es hablar de los que han sacrificado y sacrifican a su familia por implantar un Estado de Derecho en su querida patria. Decir cubano es hablar de ese ser maravilloso que se ríe de su propia desgracia y siempre tiende su mano solidaria. Los Castristas y sus acólitos son la anti-cuba. A todos les aseguro que pienso que nadie quiere para su país un régimen totalitario que racionaliza y condiciona hasta el aire que respiras.

 

Hoy siento vergüenza ajena por los cubanos mercenarios, por los cubanos esbirros del castrismo que en Venezuela están golpeando y torturando a los estudiantes que no quieren para su país una Cuba-zuela totalitaria. Hoy siento vergüenza ajena por los cubanos de la anti-cuba. Hoy como cubano extiendo mi diestra solidaria al hermano pueblo de Venezuela.

Hoy les recuerdo a los venezolanos que “Cuentan que un viajero llegó un día a Caracas al anochecer, y sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó dónde se comía ni se dormía, sino cómo se iba a donde estaba la estatua de Bolívar. Y cuentan que el viajero, solo con los árboles altos y olorosos de la plaza, lloraba frente a la estatua, que parecía que se movía, como un padre cuando se le acerca un hijo. El viajero hizo bien, porque todos los americanos deben querer a Bolívar como a un padre. A Bolívar, y a todos los que pelearon como él porque la América fuese del hombre americano. A todos: al héroe famoso, y al último soldado, que es un héroe desconocido. Hasta hermosos de cuerpo se vuelven los hombres que pelean por ver libre a su patria”. Quien lo cuenta es el más grande de todos los cubanos: nuestro apóstol José Martí.

 

Ahora, sobran las palabras. Que Dios Bendiga a todos los venezolanos y a los hermosos de cuerpo que quieren a su patria libre. AmenPublicado en el sitio digital de ICLEP el 20 de marzo del 2014

 

¡FE Y ADELANTE MARÍA CORINA!

LA PATRIA AGRADECIDA TE SALUDA Y RECONOCE TU SACRIFICIO Y VALOR

Posted on March 19, 2014 b por Nuevo Accion

 

La dictadura madurista-cabelliana se ha quitado ya totalmente la careta y ahora su próxima víctima es la valerosa líder de la resistencia venezolana María Corina Machado.

 

Rompiendo todas las disposiciones y reglas arbitrariamente, se le ha despojado de la inmunidad parlamentaria a que tiene derecho por haber sido elegida por voto popular. María Corina enfrenta, la cárcel, la clandestinidad o el exilio. Cualquiera de las opciones que ella decida o a las que circunstancias la obliguen, deberá contar con la aprobación de sus compañeros de lucha y de todos los que en el mundo luchamos contra el totalitarismo, por la libertad, la democracia, la libre determinación de los pueblos y el respeto irrestricto a todos los derechos ciudadanos.

 

Una vez más volvemos a preguntar ¿Hasta cuándo van a esperar los gobiernos de América y del mundo para manifestarse en contra de la barbarie practicada por esbirros cubanos y chavistas contra el estudiantado y la sociedad civil venezolana?

 

Es digno destacar la solidaria actitud del Presidente de Panamá, que ha cedido su estrado en los organismos internacionales para que los opositores venezolanos puedan hacer oír su voz.Y seguimos insistiendo en la vergüenza que provoca la pusilánime y blandengue—ya rayana en la complicidad con los verdugos cubanos y chavistas que masacran al pueblo venezolano—posición asumida por el actual gobierno norteamericano.

 

Es hora de que se levante el clamor de los pueblos hermanos a favor de la lucha a muerte por la libertad que libra el pueblo de Venezuela, para obligar a los gobiernos a manifestarse a favor de la democracia y contra la barbarie estalinista.No dejemos que definitivamente caiga la negra noche de la tiranía comunista sobre Venezuela.

 

 

CONTRADICCIONES DEL EXILIO

Marzo 12, 2014 

Por el Rev. Martín N. Añorga 

 

Ciertamente vivimos en un exilio lleno de contradicciones, las que sin duda alguna derivan en un indigno apoyo al régimen comunista que humilla y domina a nuestra patria, empobrecida y sufriente, casi por tanto tiempo como nos duró la República que añoramos.   Empecemos señalando el hecho de los viajes a Cuba.  

 

Cada vez que un extranjero de relativa prominencia va a la Isla, nuestras críticas se sueltan como proyectiles y usamos el arsenal de las expresiones más desafiantes de que disponemos.    No que estemos defendiendo a los que visitan nuestra tierra con afanes turísticos mezclados con sucia avidez sexual o a los que trafican con mezquinos intereses de matiz comercial, sino que es preocupante el hecho de que diariamente vayan a la Isla miles de cubanos, sonrientes,pacíficos y cooperativos sin que hayamos establecido una campaña frontal e intensa en contra de esos viajes y de esos viajeros.   Muchos exiliados se oponen a que viajen otros;  pero nosotros nos damos la licencia de hacerlo sin que nadie se perturbe.    

 

Recientemente en una visita al aeropuerto tropecé con el espacio que se designa para los que esperan viajar a la Isla cautiva. Las hileras de viajeros, numerosas y ruidosas. Los bultos,paquetes y los llamados "gusanos" amontonados de forma impresionante. Me llamó la atención la actitud de muchos pasajeros molestos que reclamaban de manera desaforada cuando la salida de los aviones no se ajustaba al horario previsto. Los mismos -pensé- que cuando llegan a Cuba permiten que les roben descaradamente, que los traten con altanería y los humillen con impropios registros.    Son contradicciones que debieran indignar; pero que se soportan con miserable mansedumbre.

 

Hoy día, debido al hecho de que los más recientes exiliados  (¿podemos llamarlos así?),  mantienen relaciones familiares y amistosas con personas que sobreviven en Cuba,  es oportuno que digamos que los exiliados de hace cuarenta o cincuenta años hemos perdido ya, segadas por la muerte, a las personas que amábamos o conocíamos, sin que tuviéramos jamás la oportunidad de una despedida solemne;   pero enfrentábamos al régimen satánico con el decoro patriótico de una confrontación permanente.> > Recuerdo, y con un ejemplo basta, que a Celia Cruz, un símbolo cubano mundial, se le impidió que fuera a Cuba para honrar a su madre en los días de su muerte.

 

Mi generación es de la época en que se nos llamaba "gusanos", "traidores", "vende patria" y se usaban otros epítetos que mejor callamos.    Hoy a los que desde Miami tienden una mano de riquezas a la depauperada Isla se les llama eufemísticamente"compatriotas en el exterior" o "miembros de la comunidad ausente".   ¿No es una contradicción que los que se acogen al amparo de Estados Unidos porque se van de una Cuba que no resisten, se conviertan de pronto en sostén de la enfermiza economía comunista en la Isla?

 

Los exiliados, con todo sentido de justicia, hemos adoptado a José Martí como nuestro mentor, guía y líder; pero nos preguntamos de qué vale tanto fervor martiano para los cubanos que desde ajenas costas tienden un puente de cordialidad hacia el régimen castrista. ¿Recuerdan los que llenan las arcas del comunismo con dólares sudados en el exilio estas palabras martianas?:   "Al enemigo que se le hace la guerra no se le puede servir de proveedor",   ¿o es que los que tiranizan a Cuba han dejado de ser nuestros enemigos?.

 

 Mantener una posición de rechazo a los viajes de exiliados a la Isla hoy día tiene una connotación polémica.   Muchos argumentan que llevarle medicina a un ser amado enfermo y proveerle de momentos de compañía, es un acto compasivo que no puede criticarse.   Otros creen que reencontrarse con padres, hijos o cónyuges de los que nos hemos separado por las circunstancias adversas en que vivimos no es reprochable. Sin embargo,   irse a la Isla con bolsa llena para comprar sexo, abarrotar centros nocturnos o exaltar superioridad ante los que padecen pobreza y carecen de esperanzas, es algo repudiable.    Hay viajes que pueden evitarse y donaciones que pueden limitarse.    Y ya que hemos mencionado a Martí, citamos estas palabras suyas que son como un látigo sobre los hombros de quienes se inclinan ante el poderío de los que oprimen a su propia patria: "Mientras un pueblo no tenga conquistados sus derechos, el hijo suyo que pisa su suelo en son de fiesta en la casa de los que se los conculcan, es enemigo de su pueblo".

 

¿No es una contradicción del exilio que huyamos del monstruo y vayamos después a vestirlo de joyas y a regalarle cobardes genuflexiones?   Es evidente que la naturaleza del exilio ha cambiado. Los que no nos cansamos en el combate ni cedemos ante la reiterada fortaleza del enemigo, nos vamos convirtiendo en minoría; pero a pesar del peso de los años mantenemos todavía nuestra frente en alto e intacta nuestra rebeldía. Los que llegan hoy en su mayoría no se suman a los grupos patrióticos que se enfrentan al oprobioso régimen atrincherado en Cuba. La prioridad no es Cuba, sino la ambición material.

 

Llegan afirmando su aversión al régimen, se acogen a beneficios y no tienen otro objetivo que el del regreso turístico a la tierra dejada atrás.   Es una gran contradicción que se amparen ante "la ley de ajuste cubano",  se les acepte sin trámites cuando son capaces de mojarse los pies en las costas estadounidenses,  y después sigan manteniendo cordialidad con el régimen del cual dijeron abjurar.    Sin dejar de pensar que se trata de excepciones, hemos sabido por la prensa de cubanos que recién llegan  de la Isla con planes delincuenciales bien definidos. Basta con identificar a los que roban millones a los programas del Medicare y escapan, en cuanto son descubiertos, a la Isla cautiva, una vez que dispusieron de los fondos que amasaron por medio del robo. Es una inquietante contradicción que los que proclaman que vienen a nuestros lares en búsqueda de libertad, se hundan de pronto en el más perverso de los libertinajes.  

 

Si los millares de recién llegados de Cuba vinieran con la disposición de pelear contra el denigrante régimen del que huyeron, probablemente las circunstancias en las que vivimos hubieran cambiado.

 

Es contradictorio que el número de exiliados aumente y que el fervor patriótico disminuya. La filosofía de los que vienen es la de la aceptación a la supuesta invencibilidad del régimen castrista, la convicción de que es una locura rebelarse ante un enemigo inexpugnable.   Ante esa posición acomodada, entreguista y cobarde tenemos que reforzar nuestra integridad patriótica.    Es una imperdonable contradicción huir de Cuba para después, en tierras de libertad, endiosar al enemigo y atribuirle un poder irreductible.    El hecho asentado en cimientos de seguridad y esperanza es que hay exiliados  –muchos todavía-  que mantenemos nuestra rebeldía y seguimos luchando hasta que la libertad de Cuba sea la santa respuesta al derramamiento de nuestra sangre y al sacrificio de nuestros esfuerzos.

 

Para nosotros no hay contradicciones: el camino está fijado, sin alternativas ni aspiraciones mezquinas. El objetivo es Cuba, y de éste no nos apartamos.

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